Otro de los autores que aparece en este museo
es Francisco Boix, fotógrafo que dio testimonio a los aliados
de las barbaries cometidas por las SS tras ser un prisionero en el campo de
concentración de Mauthausen.

Este
personaje fue clave en la Historia de la humanidad, puesto que hizo constancia
mediante sus fotografías del sometimiento y el dolor de las más de 200.000
almas allí encerradas.
Así pues,
cabe decir que Boix no tiene obras de arte como tal. Su trabajo consiste en
unas obras documentales en las que
la información baila con el arte. Nos encontramos ante el mismo dilema que
Jorge Ribalta trató en la exposición Aún
n: sobre la reinvención del documental y crítica a la modernidad antes estudiada. Por ello, creemos conveniente
conocer su biografía y el contexto en el que desarrolló su trabajo, ya que sus
fotografías alimentaron de información objetiva la historia del nazismo;
nosotros ahora nos apropiamos de
ellas para brindarlas de un nuevo significado.
Francisco
Boix nació en 1920 en Barcelona, de familia republicana y catalanista que
despertó en él tempranamente un gran interés hacia la fotografía.
Obviaremos
su infancia y juventud para centrarnos en la clave de su trabajo. La pregunta pues
sería: ¿cómo llegó al campo de concentración de Mauthausen?
Todo
comenzó en 1939 cuando las tropas de Franco tomaron Barcelona. Esto hizo que
muchos republicanos, y entre otros nuestro protagonista, se exiliaran a
Francia.
Por
desgracia, pocos meses de haberse asentado Boix en su nuevo hogar, estalló la
Guerra entre Francia y Alemania. Los franceses, escasos de ejército, reclutaron
un gran número de exiliados, lo cuál incluía a Boix. Sin embargo en 1940 la
Wehrmacht se abalanzaría sobre las líneas de defensa francesas por sorpresa, capturando
a miles de presos sin piedad alguna.
1506
republicanos fueron enviados al campo de concentración de Mauthausen.
Ahora bien, Boix tuvo
la “suerte” de ocupar un puesto privilegiado; comenzó a trabajar en una oficina
encargada de realizar las llamadas fotografías de identificación. Así se dejaría constancia gráfica de cualquier suceso e
inmortalizaría la vida y muerte en el campo.
En 1943 sin embargo, la Wehrmacht
fue derrotada en Stalingrado. Temiendo que los aliados llegasen a Austria, los
altos mandos decidieron esconder y destruir todas las instantáneas comprometedoras que desvelaban las
bestialidades que se habían cometido.
Así es como Boix en 1945 comenzó
a guardar los negativos de las imágenes más polémicas en viejas chimeneas o
bajo los barracones, las cuales serían utilizadas para arremeter posteriormente
contra el sistema nazi.
El 5 de mayo de ese año, el
ejército estadounidense liberó a los presos de este campo. Boix ya poseía
aproximadamente 2.000 negativos. Así es cómo utilizaría muchos de ellos en los
juicios de Núremberg y Dachau en 1946, enjuiciando y castigando a varios
guardias de las SS y creando historia a la par: nadie podía negar que el
holocausto había sido real.
Cabe
decir cómo Benito Bermejo con su libro El
fotógrafo del horror dio a conocer las vivencias de este exprisionero,
llevando a cabo una investigación de lo más minuciosa y que, gracias a él,
conocemos al detalle la experiencia de Boix en este campo de concentración.
Boix falleció 5 años después de
la liberación de Mauthausen a los 31 años debido a las secuelas de salud que le
dejó este campo.
El género del documental por lo tanto trataría de mostrar un conflicto tal como es, acercándose notoriamente a la objetividad. Es la forma más realista de representar la realidad, lo cuál hemos empleado para crear contraste entre las obras pictóricas también analizadas.
El género del documental por lo tanto trataría de mostrar un conflicto tal como es, acercándose notoriamente a la objetividad. Es la forma más realista de representar la realidad, lo cuál hemos empleado para crear contraste entre las obras pictóricas también analizadas.
Nosotros como
comisarios recogemos la obra documental de Boix para denunciar y criticar las
atrocidades y crueldades que se llevaron a cabo en estos campos de
concentración. También queremos hacer constancia del mérito de este fotógrafo
al atreverse con valentía a esconder dichos negativos para luego utilizarlos en
contra de este sistema. Francisco Boix sin ninguna duda ha dejado una marca
imborrable en la Segunda Guerra Mundial.
Izquierda| En los últimos meses de la guerra
llegaron a Mauthausen convoys de otros campos, evacuados delante de la avanzada
aliada. Muchos de ellos murieron antes de la liberación del campo o las semanas
posteriores. Derecha arriba | Sala de
hospital militar americano en Gusen. Hallamos antiguos presos que aún mostraban
evidentes secuelas de su paso por el campo. Derecha abajo | Himmler,
Ziereis y Kaltenbrunner en la pedrera Wienergraben. | Fotos: FRANCESC BOIX
Izquierda arriba | Personalidades del nazismo visitan el exterminio. Izquierda debajo| Prisioneros rusos recién entrados al
campo, a diez grados bajo cero. Derecha| Judío obligado a suicidarse por los SS
| Fotos: PAUL RICKEN (suboficial de las SS) y FRANCESC BOIX.


Derecha | Un grupo de presos españoles
arrastran una vagoneta de tierra en el campo de concentración nazi de
Mauthausen. Izquierda | Un prisionero de Mauthausen muerto
en una de las alambradas electrificadas del campo nazi



Fotografías tomadas el día de la liberación de Mauthausen . Arriba centrado y abajo izquierda | Un grupo de prisioneros derriban el símbolo nazi de la entrada del campo. Abajo derecha | se muestran cientos de muertos en este campo de
concentración.
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