lunes, 18 de mayo de 2015

GEORGE GROSZ


Mi arte debe ser fusil y sable diría el alemán George Grosz, pintor y artista agitador que usaba el arte como arma contra la conflictiva Alemania en las primeras décadas del siglo XX.

Este artista se mueve entre la corriente expresionista y la Nueva Objetividad, tratando la segunda como un fenómeno de arte total que criticaba con fuerza satírica y acusadora prescindiendo de los elementos formales del expresionismo; una nueva forma de mirar al mundo.
Grosz abarca en sus obras una gran diversidad de temas, todas ellas teñidas por una fuerte crítica social que se agudizarían tras sus traumáticas experiencias durante la Primera Guerra Mundial. Así retrata escenas repulsivas sobre la destrucción y la muerte debido a la experiencia de la Guerra.
El propio Hitler catalogaría a dicho artista entre otros como abortos de cerebros enfermos, judíos o agitadores bolcheviques, haciendo que gran parte de sus cuadros fueran llevados a la exposición de Arte Degenerado organizado por los nazis para burlarse de este arte vanguardista.

La primera obra que destacamos de Grosz  es “Metrópolis” desarrollada desde 1916 hasta 1917. Se hace evidente el estilo expresionista, jugando a la par con planos geométricos que nos recuerda al cubismo.
Quiere tratar la deshumanización y la alienación del individuo consigo mismo, una visión inquietante y alegórica de una sociedad que se conduce hacia su propia destrucción. De este modo, Grosz retrata la aceleración de la vida urbana, característico del futurismo italiano, que le serviría para representar un mundo en el que la ciudad sería el destino fatal del hombre moderno.
Todo ello lo podemos comprobar si observamos a las personas de rostros desfigurados que se encuentran en el cuadro, las cuáles nos dan la sensación de estar atrapadas y aprisionadas el lienzo. Lo consigue mediante la utilización de unas acusadísimas líneas de fuga que produce una perspectiva muy rígida. También se hace evidente el color rojo dominante, proveniente de una irreal esfera solar que ilumina y abrasa toda la composición.
Como podemos observar la ciudad se plantea como si hubiera sufrido los estragos de una guerra, la ciudad parece que sangra.


Junto a Metrópolis podíamos ver una obra que guarda gran similitud con ella Dedicatoria a Oskar Panizza de 1918, la cuál fue dedicada a este escritor alemán que sería a la par un símbolo de protesta contra la humanidad, que se había vuelto loca. Destacamos su agresividad manifestada en su color de tonalidades rojizas y en la dinámica de la arquitectura. Nos recuerda al cine expresionista los edificios tambaleantes a punto de derrumbarse, haciendo un guiño a la confusión y desorientación que padeció la población en aquellos años. También observamos a la muerte bebiendo aguardiente, un cura que alza patéticamente su cruz, o un viejo militar que blande su sable.
El propio Grosz diría de su obra: "En una calle extraña avanza de noche una procesión infernal de figuras deshumanizadas, en sus rostros se reflejan el alcohol, la sífilis, la peste (...) Esta fue una protesta contra una humanidad que se ha vuelto loca". 
Finalmente se suma la obra “Los Pilares de la Sociedad” de 1926, haciéndose evidente el sarcasmo e ironía en el propio título. En ella se retrata cómo los pilares de la sociedad, llevaron al país en dirección a la guerra, siendo estos los corruptos y tramposos que formarían la Alemania pre-nazi.
Encontramos varios planos en el cuadro. En el fondo podemos ver un edificio en llamas repleto de obreros que marchaban hacia la derecha a diferencia de los soldados nazis que marchaban hacia la derecha. También destacamos una serie de figuras que conformarían el primer plano de la composición: un ansioso periodista cuyo sombrero es un orinal, un sacerdote que bendice con los ojos cerrados, un político cuyo cerebro rezuma desechos humanos y un soldado nazi alcohólico.

Con todo lo anterior huelga decir el por qué de la elección de este artista para formar parte de nuestro museo. Grosz es un artista que ha sido capaz de reflejar su disgusto por la Alemania de la posguerra mediante sus caricaturas grotescas y sus pinturas de la moderna metrópoli. Así plasma mediante una intención crítica y moralizante, los conflictos sociales y acontecimientos ocurridos en la primera mitad del siglo XX que derrumbaron los pilares de nuestra civilización.

FRANCISCO BOIX



Otro de los autores que aparece en este museo es Francisco Boix, fotógrafo que dio testimonio a los aliados de las barbaries cometidas por las SS tras ser un prisionero en el campo de concentración de Mauthausen.


         Francisco Boix fue uno de los 7.200 presos españoles que padeció los abusos y vejaciones durante casi 5 años en este campo de concentración.
Este personaje fue clave en la Historia de la humanidad, puesto que hizo constancia mediante sus fotografías del sometimiento y el dolor de las más de 200.000 almas allí encerradas.
Así pues, cabe decir que Boix no tiene obras de arte como tal. Su trabajo consiste en unas obras documentales en las que la información baila con el arte. Nos encontramos ante el mismo dilema que Jorge Ribalta trató en la exposición Aún n: sobre la reinvención del documental y crítica a la modernidad  antes estudiada. Por ello, creemos conveniente conocer su biografía y el contexto en el que desarrolló su trabajo, ya que sus fotografías alimentaron de información objetiva la historia del nazismo; nosotros ahora nos apropiamos de ellas para brindarlas de un nuevo significado.

         Francisco Boix nació en 1920 en Barcelona, de familia republicana y catalanista que despertó en él tempranamente un gran interés hacia la fotografía.
         Obviaremos su infancia y juventud para centrarnos en la clave de su trabajo. La pregunta pues sería: ¿cómo llegó al campo de concentración de Mauthausen?
         Todo comenzó en 1939 cuando las tropas de Franco tomaron Barcelona. Esto hizo que muchos republicanos, y entre otros nuestro protagonista, se exiliaran a Francia.
         Por desgracia, pocos meses de haberse asentado Boix en su nuevo hogar, estalló la Guerra entre Francia y Alemania. Los franceses, escasos de ejército, reclutaron un gran número de exiliados, lo cuál incluía a Boix. Sin embargo en 1940 la Wehrmacht se abalanzaría sobre las líneas de defensa francesas por sorpresa, capturando a miles de presos sin piedad alguna.
         1506 republicanos fueron enviados al campo de concentración de Mauthausen.
         Ahora bien, Boix tuvo la “suerte” de ocupar un puesto privilegiado; comenzó a trabajar en una oficina encargada de realizar las llamadas fotografías de identificación. Así se dejaría constancia gráfica de cualquier suceso e inmortalizaría la vida y muerte en el campo.

         En 1943 sin embargo, la Wehrmacht fue derrotada en Stalingrado. Temiendo que los aliados llegasen a Austria, los altos mandos decidieron esconder y destruir todas las instantáneas comprometedoras que desvelaban las bestialidades que se habían cometido.  
         Así es como Boix en 1945 comenzó a guardar los negativos de las imágenes más polémicas en viejas chimeneas o bajo los barracones, las cuales serían utilizadas para arremeter posteriormente contra el sistema nazi.

         El 5 de mayo de ese año, el ejército estadounidense liberó a los presos de este campo. Boix ya poseía aproximadamente 2.000 negativos. Así es cómo utilizaría muchos de ellos en los juicios de Núremberg y Dachau en 1946, enjuiciando y castigando a varios guardias de las SS y creando historia a la par: nadie podía negar que el holocausto había sido real.
Cabe decir cómo Benito Bermejo con su libro El fotógrafo del horror dio a conocer las vivencias de este exprisionero, llevando a cabo una investigación de lo más minuciosa y que, gracias a él, conocemos al detalle la experiencia de Boix en este campo de concentración.

         Boix falleció 5 años después de la liberación de Mauthausen a los 31 años debido a las secuelas de salud que le dejó este campo.


         El género del documental por lo tanto trataría de mostrar un conflicto tal como es, acercándose notoriamente a la objetividad. Es la forma más realista de representar la realidad, lo cuál hemos empleado para crear contraste entre las obras pictóricas también analizadas.

         Nosotros como comisarios recogemos la obra documental de Boix para denunciar y criticar las atrocidades y crueldades que se llevaron a cabo en estos campos de concentración. También queremos hacer constancia del mérito de este fotógrafo al atreverse con valentía a esconder dichos negativos para luego utilizarlos en contra de este sistema. Francisco Boix sin ninguna duda ha dejado una marca imborrable en la Segunda Guerra Mundial.




IzquierdaEn los últimos meses de la guerra llegaron a Mauthausen convoys de otros campos, evacuados delante de la avanzada aliada. Muchos de ellos murieron antes de la liberación del campo o las semanas posteriores. Derecha arriba | Sala de hospital militar americano en Gusen. Hallamos antiguos presos que aún mostraban evidentes secuelas de su paso por el campo.  Derecha abajo | Himmler, Ziereis y Kaltenbrunner en la pedrera Wienergraben. | Fotos: FRANCESC BOIX

Izquierda arriba | Personalidades del nazismo visitan el exterminio. Izquierda debajo| Prisioneros rusos recién entrados al campo, a diez grados bajo cero.  Derecha| Judío obligado a suicidarse por los SS | Fotos: PAUL RICKEN (suboficial de las SS) y FRANCESC BOIX.

Derecha | Un grupo de presos españoles arrastran una vagoneta de tierra en el campo de concentración nazi de Mauthausen. IzquierdaUn prisionero de Mauthausen muerto en una de las alambradas electrificadas del campo nazi

                 
Izquierda | Desinfección general el 21 de junio de 1941.  Derecha |  Escalera de la cantera de Mauthausen,  de 186 peldaños, donde se dejaron la vida cientos de prisioneros. 

     

 Fotografías  tomadas  el día de la liberación de Mauthausen . Arriba centrado y abajo izquierda | Un grupo de prisioneros derriban el símbolo nazi de la entrada del campo. Abajo derechase muestran cientos de  muertos en este campo de concentración. 

Francisco Boix, con una cámara de los nazis y un brazalete que le identifica como reportero de guerra español, poco después de la liberación de Mauthausen, el 5 de mayo de 1945. El fotógrafo comunista murió en 1951 en París,por las secuelas de su cautiverio.

ARTE DOCUMENTAL

Por ello podemos hablar también sobre la idea de documental, visto como un género híbrido entre lo artístico y lo periodístico. Huelga decir que anteriormente nos empapamos de este durante el trabajo de la exposición organizada por Jorge Ribalta Aún no. Volvemos a recurrir a él tras haber combinado nosotros mismos el arte con la información. El documental entonces conformaría una nueva técnica de comunicación y expresión, que intensifica el efecto que producen nuestras obras al ser generador de polémica y política.